martes, 7 de julio de 2009

Vidas y venidas.

Dios, ¿hace cuanto no escribia este blog? ¡DIME! Me lo he releído enterito y diox santox, que de HORRORES HORTOGRÁFICOS. Cuando aprendería yo a escribir, leñe.

Básicamente... nada. Voy a escribir "expresionantemente"


La ira, el amor no son ciegos. Están ciegos por la luz que llevan dentro. Ira, ira de impotencia, ira de sentir que no soy nadie. Mientras las víboras se alzan aún en el recuerdo de una dolorosa cruzada, yo sólo puedo chascar mis dientes, mientras espero el momento de dejar de que la fuerza se me vaya por la boca. Ser huracán en campo de algodones, quiero decir. Arruinarte como llegues a hacerlo. Maldita zorra.

¿Amor? Leve... no sé. Es algo que he temido durante mucho, algo que he evitado, maldecido, querido. Las malas experiencias, la soledad, envenenan mi ser lentamente y vuelven a avinagrar la esencia de este ser. Leve amor, que cure amarga soledad y haga olvidar erores vividos en otra época. Porque, ¡cariño! que no supe que hacer contigo, bien sabes lo que digo. Ni con tus extras, ¡qué menudos eran! E incluso antes... Dios, sabe, que aquello fue sincero. Aún extraño la sensacion de mirarte con ojos tiernos, de ver tu sonrisa y tus ojos, que se me antojaban oscuros pozos de luz infinita, portal al reino de las estrellas, donde caen del cielo estrellas. Una estrella cruza el cielo... por lo que hice mal, otra llevo en la piel escrita por la ira que siento, otra cayó hace tiempo por lo que sentí. Y hoy, día de deseos, miro al cielo y veo la nueva estrella que viene. Por lo que siento ahora.

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