lunes, 8 de octubre de 2007

Entonces lleno mi alma de humo, fumo y evito problemas.

Pensar. Observar. Descansar. Me pesa el cuerpo, no tengo fuerzas para levantarme. Soporto mil atmósferas de presión en mi sien, mi cabeza va a explotar como una olla a presión. Pensar. No puedo ni pensar. Me es doloroso, y me parece triste, el no poder pensar sin llorar. Observar. Observo, miles de vidas, que van y vienen frente a mis ojos. Son como culebrones, hipocresía, pan de cada día. Falsas amistades por conveniencia, espaldas que lloran sangre, en recuerdo de ojos de cristal que ya nunca más lloraran. Escondeis vuestro rostro, temiendo no merecer respeto y honor. Hipócritas, no creo en vuestros tratos, no creo en vuestros lazos. Solo creo en en sus caricias, que me son inalcanzables, en sus palabras, que no puedo oir, en sus gestos, que no puedo ver. Descansar. No puedo descansar, me pesa el cuerpo, me pesa el alma. Es el peso de la responsabildad, es el peso de los remordimientos. Remordimientos, por saber, que un día, quise ser como vosotros. Responsabilidad, de impedir a esos ojos llorar, responsabilidad, de mantenerme firme y cumplir mi promesa. Solo siento mi alivio, cuando enciendo mi cigarro, aspiro humo, y enchido mi pecho; por unos instantes; dejo de pensar.

¿Y pensais, aún, que estoy amargado? Sonrío, no te fíes, es una contraseña. El tiempo me jode y me enseña, aunque duela. No me interesan vuestras vidas, no querais saber de la mía. Mis sentimientos, son cosa mía, mi corazón, de ella. Malgasto saliva, vuestros cerebros, tienen la corteza de piedra, vuestros corazones estan velados. Ya escuchais el consejo del viejo y os lanzais a dar palos de ciego. Que luego, nadie me venga con llantos.

Estoy harto. Ya solo sé, lo que siento. Y permíteme, decirte, que seré tu risa, también tu sollozo. Tú serás mi guía, tu serás mis ojos.

Y ya me callo, lleno mi alma de humo, fumo y evito problemas.

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